TENEMOS MUCHAS PREGUNTAS

Después de escuchar el testimonio de Ana Orantes, aquel 4 de diciembre de 1997 en el programa de televisión «De tarde en tarde» presentado por Irma Soriano y conocer 17 días más tarde, que Ana había sido quemada viva por su exmarido en venganza por haberse atrevido a denunciar públicamente en televisión los malos tratos recibidos durante 40 años se nos plantean las siguientes preguntas.
¿Por qué nadie le ayudó durante 40 años?
La razón por la que nadie acudió a la ayuda de Ana Orantes principalmente fue motivado por la época en la que pasó. En España, en esos tiempos, el tema de violencia de género tenía mucha menos relevancia que actualmente, es más, en ese entonces no existía la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género la cual es la ley que se encarga de prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género. La muerte de Ana Orante fue el detonante para decir «BASTA YA» a la violencia machista y crear una ley que diera nombre a lo que muchas mujeres sufrían en sus hogares por manos de sus maridos.
¿Por qué no se alejó del agresor?
Ana Orantes no pudo alejarse de su agresor por la dependencia económica y emocional tras 40 años de matrimonio. La falta de apoyo legal de la época, el miedo a amenazas y la normalización de la violencia en la sociedad de la época no ayudaban en absoluto a mujeres como Ana que vivían en sus hogares día a día una completa pesadilla.
¿Por qué no se divorció?
Ana Orantes intentó divorciarse en varias ocasiones, pero el divorcio no fue legal en España hasta 1981. Años antes, cuando Ana intentó divorciarse, el juez denegó su solicitud, ya que «le dio pena» el marido, cuando debió ser al revés, ya que la que recibía el maltrato físico y psicológico era ella. Además, Ana no tenía recursos económicos para mantenerse sola, lo que hizo que tuviera que seguir viviendo en la misma casa con su agresor.
Eran palizas diarias. Por cualquier cosa… Si los niños lloraban, si no le gustaba la comida, si simplemente estaba de mal humor.»
¿Por qué no denunció?
En realidad, sí presentó varias denuncias. A lo largo del tiempo, interpuso más de 40 denuncias formales. Sin embargo, en muchos casos se vio obligada a retirarlas, ya que constantemente le advertían que mantenerlas activas solo le traería más problemas. Este tipo de situaciones generaron un patrón en el que muchas de sus denuncias pasaron desapercibidas o quedaron archivadas sin un seguimiento adecuado. Además, la presión externa la llevó a desistir en varios casos, dificultando aún más la búsqueda de justicia.
¿Por qué sus hijos no la apoyaron ni defendieron?
El padre, José Parejo, ejercía una violencia extrema no solo contra Ana, sino también sobre sus hijos. Ellos mismos eran víctimas del maltrato físico y psicológico, lo que generaba un ambiente de terror constante. Cuando se vive bajo ese miedo, es muy difícil enfrentarse al agresor, sobre todo si es una figura de autoridad como el padre. Además, los hijos, al crecer en ese contexto, podían no tener las herramientas emocionales ni sociales para entender que podían —y debían— actuar. Algunos de los hijos eran menores durante los años más violentos, lo que hacía que enfrentarse físicamente al padre fuera prácticamente imposible
¿Por qué no detuvieron al agresor/pederasta?
En los años 90, en España, no existían una legislación específica ni medidas de protección contra la violencia de género, por eso y otras muchas razones de la época (normalizacion, machismo, opresión) no fue detenido.
¿Por qué después de separarse vivían en la misma casa?
Porque en el divorcio con su exmarido, el juez decretó este hecho. El juez que llevó el divorcio. asignó el uso de una planta de la casa a Ana y otra planta a su exmarido. Esto significaba que, aunque estaban separados legalmente, seguían compartiendo el mismo inmueble. Otra razón fue que Ana Orantes, al haber vivido toda su vida privada de cualquier actividad laboral, no tenía recursos de ningún tipo ni adónde ir para vivir. Este hecho también fue una razón por la cual se decretó que debían vivir en la misma casa. En ese momento no existían órdenes de alejamiento ni medidas de protección real para las mujeres víctimas de violencia machista. Aunque Ana había denunciado, el sistema no contemplaba mecanismos eficaces para garantizar su seguridad ni para expulsar al agresor del domicilio familiar.
¿Esta situación provocó daño psicológico en sus hijos e hijas?
Esta situación provocó mucho daño a la familia en general, la cual terminó desestructurada como podemos saber al final del todo. Algunos hechos fueron el intento de suicidio de algunos de los hijos, el casamiento de estos también a una edad muy temprana por el simple hecho de salir de la vida de maltratos y malestar en la que vivían con su padre, problemas psicológicos en sus hijas por los intentos insinuosos que tenia con sus hijas…
(Redactado por: Youssef Zariouh y Yassin Ghziel)